“Para bailar me pongo la capa. Para
bailar me la vuelvo a sacar, porque no puedo bailar con la capa y sin la capa
no puedo bailar”
El Trompo.
El trompo, aunque de origen incierto, existen testimonios de
que Platón lo empleaba como metáfora del movimiento y el poeta romano Ovidio también
menciona este juguete en sus poemas. En el curso de unas excavaciones realizadas en Troya fueron encontrados unos trompos hechos de barro y otros ejemplares han sido desenterrados en Pompeya.
Los trompos en el Estado Sucre nacen de una rama, con el
diámetro necesario como para ser tallados por un experto artesano que sonríe,
cuando le va dando la forma buscando la perfección circunscrita en un inevitable
equilibrio axial, como el de una pomalaca. Las maderas más apreciadas son las llamadas
cremón o clemón y palosano o poui; densas y duras, así estos
guerreros podrán resistir las batallas por librar. Se presentan con un tamaño
estándar que puede variar entre los seis u ocho centímetros de altura.
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Al momento de insertar el clavo se
hace con mucho cuidado, es preferible introducirlo luego de hacerle una guía
con el taladro. Se debe dejar como mínimo
un centímetro de punta, por si queremos afilarlas.
En las manos del lanzador se encuentra el cordel que
enrollará, vuelta y vuelta al trompo. Se
toma el cordel, se le da una vuelta en la cabeza, se sostiene con los dedos con
firmeza, se baja hacia la punta y allí comienzas a subir enrollándolo hasta
llegar nuevamente a la cabeza. El sobrante del cordel lo sujetas mediante dos
vueltas apretadas al dedo índice de la mano que lo lanzará y tomas la postura
adecuada antes de arrojarlo con determinación al piso.
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Entonces veremos cuánto aguanta. Mientras
“baila plumito” se le mete la mano
abierta con la palma hacia arriba, se toma y lo levantamos del piso.
Hay muchas formas de jugar, generalmente dibujan un círculo al
que se le llama “troya”, y como las reglas cambian según la región, este
espacio se utiliza según normas conocidas por todos los jugadores.
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Y según sea el caso quedan las
señales de la batalla en el cuerpo de los trompos y en el ánimo de los jugadores.
El juego concluye cuando comienza la agresión al trompo que
le tocó “servir” de último. Esta situación puede generar diferente escenarios,
dependiendo de la destreza de los jugadores se
escuchan exclamaciones como ¡Perrito! ¡Santa María! acciones de castigo, que llegan
a destruir el trompo del “servidor” y en algunos casos el de otro jugador.
Colaboradores: JORGE PEÑA (Arqueo de Fuentes)
ENTREVISTA JORGE PEÑA
Autora:
Antolina Martell
Miembro Fundador del Centro
UNESCO
Amigos de la Herencia
Cultural del Estado Sucre