Un arco
arriba, y tú por debajo. Un arco abajo, pasas por encima
¡A saltar la cabuya!
Hace mucho tiempo, unos 460-377 antes de Cristo, había un
señor que se llamaba Hipócrates. Era un médico griego al que rendimos tributo,
hoy día, como Padre de la Medicina. Este sabio promovía la
actividad de saltar la cuerda para mejorar las condiciones de vida. Y es que se
ha descubierto que la práctica de este juego reclama habilidad, cálculo visual
y sobre todo, mucho reflejo, y, de manera muy especial, los boxeadores la utilizan para desarrollar resistencia.
Otra forma de jugar los jóvenes en grupo es colocándose en hilera
en uno de los dos extremos de la cabuya. Luego, mientras la giran, entran de uno en uno, se
colocan de un salto en el centro, y siguen de manera que la cabuya pase por debajo de los pies y por encima de la
cabeza, para después salir, con otro salto, por el extremo contrario al que
entraron. Y para rematar, durante el juego se aligera el ritmo, y gana el que
tenga mayor resistencia.
También suele jugarse cantando, para llevar el ritmo. Algunas
letras de estas canciones se han generado en los patios escolares, otras son
recuerdos de viejos versos castizos, como El
cochecito leré. Son conocidas las versiones
de Chocolate, bate, bate y La culebrita o Cunita, y al
cantarlas, oscilan la cabuya al ras del
suelo.
A.M -Gracias Eudin por compartir algunos tips sobre la
importancia de la música como elemento socializador en la etapa escolar.
E.R. -Nacemos con una capacidad innata para la música y está comprobado que afecta todas las áreas
del cerebro. El llanto se calma cuando una madre arrulla al hijo. Es por ello que
al hacer uso de las bandas musicales y los juegos combinados con el canto, difícilmente
termina una competencia, en desagrado.
A.M. -Entonces, la música interviene para que el juego tenga
un desarrollo armónico.
E.R. -Definitivamente. La música domina el campo emocional,
por lo que también sirve como plataforma para el desarrollo del lenguaje. La
actividad musical impulsa la buena actitud, promueve el compañerismo y la
confianza. La conjunción de esos sentimientos, provocada por la música, es, en
realidad, una de sus glorias y una de sus más antiguas funciones.
A.M. -He notado que, en El
cochecito leré, cuando la cuerda toca el piso se transforma en un instrumento
de percusión, el sonido marca la pauta para el salto; luego, al pasar por
encima de la cabeza, se tiempla la cuerda, se produce un silencio y el o
la joven se agacha al pronunciar leré.
E.R. - La canción, en este caso,
marca el ritmo del juego y acentúa el
entusiasmo, gracias a que la música está compuesta en tonos mayores,
como observamos en el pentagrama, contagiando
gratamente la alegría. Los niños que entonan canciones al jugar, aunque no
posean una educación musical, se escucharán como corales. Además, es una forma
de vincularnos y hacernos felices los unos a los otros desde la infancia.
Entrevista a EUDIN E. RAMOS HILARRAZA (Biólogo y músico)
Autora:
Antolina Martell
Miembro Fundador del Centro
UNESCO
Amigos de la Herencia
Cultural del Estado Sucre