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Marionetas y títeres

     El uso de los muñecos o títeres era popular entre los griegos y los romanos. En Grecia las llamaban neurospasta, palabra que significa objeto puesto en movimiento por cuerdecitas y la cual expresaba la naturaleza de la cosa. Y estas figuras fueron utilizadas para entretener e informar al público.

      Son variadas las marionetas: suelen mostrar el torso de frente; las más elocuentes se las elabora procurando caracterizarlas según el personaje en cuestión. Algunas son dirigidas desde arriba con cuerdas amarradas a una cruceta que, según la destreza del titiritero, puedan hacerlas bailar moviendo de manera independiente los miembros, la cabeza y hasta el tronco del muñeco. A diferencia de los títeres que son accionados con la mano, desde dentro del personaje.

      Las marionetas y títeres reflejan sus orígenes, tanto las chinas, italianas y mexicanas. Se han inspirado en cuentos, fábulas, y también recrean mitos y leyendas. Estos muñecos en sus múltiples representaciones son grandes aliados para el desarrollo del lenguaje y el idioma.

      Generalmente, el retablo o teatrino cumple la función de representar el ambiente escénico de la historia. Muchas veces sirve también para ocultar a los titiriteros, a fin de fortalecer la ilusión de que los muñecos tienen vida propia. Muy importante: iluminación y sonido ambiental. Modificar la voz. Dialogar con el público.

       El arte de actuar con las marionetas o títeres cobró una gran importancia desde fines del siglo XVIII y todo el XIX. Escritores y músicos prestaron especial atención a este mundo de fantasía y le dedicaron su tiempo y su trabajo. Entre ellos: Goethe, Haydn, George Sand, Delacroix, Balzac, Bizet, Musset y Liszt. 

      El guiñol fue el nombre de un personaje exponente de este mundo de fantasía. Se cuenta que su creador fue Laurent Mourguet, dentista en la ciudad de Lyon, Francia, poco después de la Revolución Francesa. Las elaboró metiéndole las manos dentro del muñeco, Títeres de Guante, con la idea de entretener a sus pacientes y hacerles olvidar el dolor. Las historias eran representadas en su gabinete y se movían detrás de un mostrador. 

      A partir del siglo XX, estas representaciones teatrales van a ser los personajes que representen la libertad de expresión en la crítica política y social; son caricaturizadas de corte satírico. Un ejemplo de ello es un artista mexicano, llamado Johnny Welch (ventrílocuo de Don Mofles y autor del Mensaje de una Marioneta); en la oportunidad que le hiciera en la TV una entrevista a Gabriel García Márquez y leyera Don Mofles el texto inédito del Mensaje de una Marioneta: "Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo y me regalara un trozo de vida, posiblemente no diría todo lo que pienso, pero en definitiva pensaría todo lo que digo. Daría valor a las cosas, no por lo que valen, sino por lo que significan. Dormiría poco, soñaría más, entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos, perdemos sesenta segundos de luz…”.  


Autora: Antolina Martell 
Miembro Fundador del Centro UNESCO 

 Amigos de la Herencia Cultural del Estado Sucre

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