Yo-yo
me subo, yo-yo me bajo; si lo
adivinas eres muy majo.
El Yo-yo
Para tener una idea de
la antigüedad del yo-yo vemos en la imagen superior un testimonio de que los
griegos (440 A.C) jugaban al yo-yo. Algunos creen fue construido por los
cazadores filipinos, como un arma para derrumbar animales en plena carrera. De
ser ellos sus creadores, entonces, también le colocaron el nombre: yóyo, cuyo significado es: viene – viene en el idioma ilokano; este
pueblo habita en un lugar al norte de la isla.
Llegó a ser tan popular
que los soldados de Napoleón los usaban para distraerse. La Coca-Cola contribuyó a promoverlo en
todo el mundo a través de concursos anuales. Viajó al espacio con la tripulación
del transbordador Discovery y, años
después, en la nave espacial Atlantis.
Desde hace cuánto tiempo
lo tenemos en Venezuela, no lo sabemos, pero le consideramos un juego
tradicional. Los torneros solo necesitan transformar un trozo de madera en dos discos,
con una ranura en cuyo centro deja una espiga con un largo aproximado de 8
milímetros, donde se enrolla un cordón que, anudado al dedo índice, se le hace
subir y bajar.
Con el yo-yo se pueden hacer malabarismos. Con
suficiente imaginación y práctica los más hábiles pueden representar
figuras mientras el juguete baila, o mantener posiciones estáticas con el yo-yo
girando, hacerlo patinar o realizar piruetas.
¡Ánimo! cómprate uno, y
dale, hasta encontrar la esencia del baile de este sencillo juguete.
DORMILÓN: Flexiona y recoge el brazo. Lanza hacia abajo
y mantén quieta la mano. Cuando esté a punto de pararse, vuelve la mano y da un
tirón hacia arriba.
EL
PERRITO: Se lanza
el yo-yo hacia abajo con un golpe de muñeca, consiguiendo que se deslice sobre
la cuerda. Balancéalo ligeramente hacia delante hasta que se apoye suavemente y
se deja correr por el suelo. Déjalo recorrer una distancia corta, procurando
luego incorporarlo al ritmo normal del juego.
LANZAMIENTO
EN ÓRBITA: Se lanza
primero un "dormilón" rápido, de al menos 6 segundos. Luego se
flexiona el brazo y se deja que la cuerda cuelgue por detrás del brazo de
lanzamiento, sobre la altura del codo. Con esa mano tomas la cuerda por debajo
del brazo y le damos un pequeño tirón hacia arriba a la cuerda, sin soltarla,
rápidamente. Dejamos que el yo-yo suba por la cuerda por encima del brazo, lo
dejamos caer frente a nosotros y lo hacemos volver de nuevo a la mano.
EL
COLUMPIO: Se desliza,
una vez lanzado el yo-yo, sujetando la cuerda a un poco menos de la mitad. Con
el otro extremo de la cuerda se forma un triángulo, y se introduce el yo-yo en
el centro, balanceándolo, para luego incorporarlo al ritmo normal del juego.
Es que ya no me imagino el mundo sin el yo-yo…
¿y tú?
Autora:
Antolina Martell
Miembro Fundador del Centro
UNESCO
Amigos de la Herencia
Cultural del Estado Sucre